Dormir mal no sólo provoca un bajo estado de ánimo al día siguiente, sino que con los años puede generar problemas como diabetes, obesidad, envejecimiento precoz, trastornos respiratorios, enfermedades cardiovasculares, etc.
Dormir bien y levantarse descansado, no solo es un gran placer, también resulta fundamental para disfrutar de una buena salud y calidad de vida.
Aunque para algunas personas el sueño no es ningún problema, para otras dormir bien es un objetivo que no siempre resulta fácil lograr. Y de todos los factores que influyen en la calidad de un buen descanso, la cena es uno de los más olvidados. La mayoría de las personas podrían dormir mejor si cenaran teniendo en cuenta todos estos puntos:
Procurar cenar de forma ligera pero satisfactoria; evidentemente no se trata de irse a dormir con hambre.
Es aconsejable dejar una hora y media o dos entre la cena y la cama. La digestión necesita su tiempo.
Evitar cenas en las que abunden grasas, fritos y condimentos fuertes. Los cítricos, las especias picantes, el ajo y la cebolla pueden ocasionar problemas de acidez o ardor.
Aliarse con las verduras. Aportan vitaminas y minerales. Combinadas con patatas hervidas, que aportan carbohidratos, nos proporciona un plato rico, tradicional y de fácil digestión. Óptimo para la cena.
Contar con los alimentos ricos en triptófano, un aminoácido que nuestro organismo necesita para regular el sueño y que debemos aportar con la dieta. ¿Sabes cuáles son? Hay para elegir entre un amplio abanico de posibilidades:
Pescado y carnes blancas al horno o a la plancha (salmón,atún, sardina, caballa, pavo, pollo…).
Huevos en tortilla, revueltos o cocidos.
Frutos secos, en cantidad moderada.
Espárragos, espinacas y calabaza.
Plátano y piña.
Lácteos preferiblemente desnatados como la leche, el yogur, el queso…
Con estos alimentos podemos elaborar apetitosas cenas que nos ayudarán a conciliar el sueño de manera natural. Feliz digestión y muy buenas noches.
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